La aventura puede ser loca, pero el aventurero debe ser cuerdo
Gilbert Keith Chesterton
Adentrarse en la mar ha sido una inquietud que siempre ha acompañado al hombre desde el principio de los tiempos. La Náutica (del latín nautĭca, y este del griego ναυτική [τέχνη] nautikḗ [téjne] ‘[arte de] navegar’, de ναύτης nautes ‘marinero’) es lo relativo a la navegación que se concreta al afirmar que es la ciencia y también el arte de navegar.
El matemático, geógrafo, cartógrafo y astrónomo español, Pedro Medina, ya aunó ambos conceptos en su tratado El arte de navegar[1], el incunable que se publicó en Valladolid en 1545, y fue el primero sobre esta materia en Europa.
Aunque Heráclito nos haya grabado que lo único permanente es el cambio, lo cierto es que también permanecen las estrellas, la luna, el sol. Precisamente estos elementos han sido los grandes aliados de los marinos. Pesar el sol, es el nombre que usó Pedro Medina para la operación de medir la altura del sol con el astrolabio.
Actualmente la navegación cuenta con mejores herramientas provenientes de la Marina militar. El Sistema de Posicionamiento Global (GPS), hace posible conocer el rumbo, la velocidad, la distancia recorrida y la que falta para llegar, en todo momento del día y de la noche y con independencia de si hace sol o en medio de una tormenta.
Sin embargo, pese a los adelantos tecnológicos, la navegación no ha perdido su aura romántica, así continúa en Navegantes oceánicos, uno de los patrocinadores del Congreso de Lengua, Literatura e Historia del mar y de la navegación y donde pueden encontrarse cursos, noticias y recomendaciones.
La náutica despierta una parte, bastante adormecida hoy en día, de lo que significa un ser humano. Sigue representando la aventura, la exploración del medio y de uno mismo, porque pone a prueba la capacidad de medirse y de superarse.
Actualmente siguen disputándose regatas que desafían al navegante más avezado que se puede enfrentar en soledad y sin escalas. La regata de vuelta al mundo en solitario pionera es la Golden Globe Race, que se disputa desde 1968 y que cuenta con la falta de comunicación a bordo como una de sus señas de identidad.
Una navegación a vela es una evaluación personal, constituye en mejor DAFO porque analiza las debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades de uno mismo. También permite entrenar cualidades como la templanza, tan necesaria en todos los ámbitos de la vida.
La navegación a vela es la experiencia marinera por excelencia. No sólo precisa de coraje sino que lo acrecienta porque navegar impulsado por el viento es una experiencia de libertad que posiblemente solo la mar puede ofrecer al ser humano.
[1]Arte de navegar en que se contienen todas las reglas, declaraciones, secretos y auisos a que la buena navegación son necessarios, y se deuen saber.
Navegación a vela
Adentrarse en la mar ha sido una inquietud que siempre ha acompañado al hombre desde el principio de los tiempos. La Náutica (del latín nautĭca, y este del griego ναυτική [τέχνη] nautikḗ [téjne] ‘[arte de] navegar’, de ναύτης nautes ‘marinero’) es lo relativo a la navegación que se concreta al afirmar que es la ciencia y también el arte de navegar.
El matemático, geógrafo, cartógrafo y astrónomo español, Pedro Medina, ya aunó ambos conceptos en su tratado El arte de navegar[1], el incunable que se publicó en Valladolid en 1545, y fue el primero sobre esta materia en Europa.
Aunque Heráclito nos haya grabado que lo único permanente es el cambio, lo cierto es que también permanecen las estrellas, la luna, el sol. Precisamente estos elementos han sido los grandes aliados de los marinos. Pesar el sol, es el nombre que usó Pedro Medina para la operación de medir la altura del sol con el astrolabio.
Actualmente la navegación cuenta con mejores herramientas provenientes de la Marina militar. El Sistema de Posicionamiento Global (GPS), hace posible conocer el rumbo, la velocidad, la distancia recorrida y la que falta para llegar, en todo momento del día y de la noche y con independencia de si hace sol o en medio de una tormenta.
Sin embargo, pese a los adelantos tecnológicos, la navegación no ha perdido su aura romántica, así continúa en Navegantes oceánicos, uno de los patrocinadores del Congreso de Lengua, Literatura e Historia del mar y de la navegación y donde pueden encontrarse cursos, noticias y recomendaciones.
La náutica despierta una parte, bastante adormecida hoy en día, de lo que significa un ser humano. Sigue representando la aventura, la exploración del medio y de uno mismo, porque pone a prueba la capacidad de medirse y de superarse.
Actualmente siguen disputándose regatas que desafían al navegante más avezado que se puede enfrentar en soledad y sin escalas. La regata de vuelta al mundo en solitario pionera es la Golden Globe Race, que se disputa desde 1968 y que cuenta con la falta de comunicación a bordo como una de sus señas de identidad.
Una navegación a vela es una evaluación personal, constituye en mejor DAFO porque analiza las debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades de uno mismo. También permite entrenar cualidades como la templanza, tan necesaria en todos los ámbitos de la vida.
La navegación a vela es la experiencia marinera por excelencia. No sólo precisa de coraje sino que lo acrecienta porque navegar impulsado por el viento es una experiencia de libertad que posiblemente solo la mar puede ofrecer al ser humano.
[1] Arte de navegar en que se contienen todas las reglas, declaraciones, secretos y auisos a que la buena navegación son necessarios, y se deuen saber.
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